HOMENAJE AL RICARDO RODRIGUEZ SAA

Por Convocatoria el 04-10-2023

HOMENAJE AL RICARDO RODRIGUEZ SAA "El  Lobito".
OFICIAL MONTONERO, REVOLUCIONARIO INCORRUPTIBLE



Asesinado el 4 de Octubre de 1991.


Para Octubre de 1991 corrían tiempos muy duros en Argentina para aquellos pocos que aún seguían creyendo tozudamente en que seguía siendo posible un proceso Revolucionario.

No era fácil mantener la confianza en las masas y en que éstas sigan siendo artífices de su propio destino.

A nivel internacional el imperialismo se enseñoreaba a partir de la caída de la Unión Soviética y del mundo socialista.
Se anunciaba con pompas "el Fin de la Historia" y "el Fin de las Ideologías".
Parecía que ya no valía la pena luchar por un mundo sin explotadores y explotados. 
Daba la sensación que nuestras viejas banderas de Liberación Nacional y Socialismo estaban perimidas.

La Argentina no era una excepción a todo esto.

Menem ganaba por afano su primera Presidencia y comenzaba el proceso de entrega descarada de nuestros recursos naturales, de los bienes del Estado, y de todo lo que costó tremendos sacrificios, lucha y ríos de sangre conquistar.

Miles de trabajadores expulsados a la peor de las miserias, las principales leyes de protección laboral y social eran dejadas sin efecto por legisladores que no tenían límites ni reparos.

Todo esto con el aval de votos populares.

El Gobierno menemista anunciaba "relaciones carnales" con los gringos del norte.

La lucha de clases que se libraba en el Peronismo casi desde sus orígenes y que como consecuencia de la misma había parido el más alto nivel de expresión de la representación de la Clase Trabajadora y el Pueblo durante los setenta en cabeza de las organizaciones revolucionarias había concluido y el sector del Peronismo que representaba a la Burguesía y a los intereses del Imperialismo había triunfado.

Decenas de cientos de militantes de las más diversas extracciones políticas (muchos de ellos que demostraron entrega y valentía en procesos de Liberación anteriores) desertaban de la lucha, se iban derrotados a sus casas en el mejor de los casos, y/o se pasaban con todo su bagaje de experiencia a aportar ahora al capitalismo liberal de la Argentina "del Primer Mundo".

El Peronismo se consolidó en el rol de constituirse en el vehículo de la profundización capitalista y del saqueo Imperialista.

Para los revolucionarios peronistas en general y para los sobrevivientes de los Montoneros en particular, la situación era mucho peor.

Montoneros jamás pudo llegar a producir una síntesis sobre las causas de su derrota y de las organizaciones armadas de la década del setenta.

El Menemismo casi no tenía oposición y era avalado en todas sus medidas por legisladores y gobernadores muchos de los cuales al poco tiempo pertenecieron al Gobierno "Nacional y Popular" en los más altos cargos de la administración del Estado Argentino.

Altos funcionarios menemistas que de un día para otro se transformaron en Kirchneristas y aquí no ha pasado nada.
El peronismo capitalista e imperialista permite todo eso hasta hoy día.

Su autollamada "militancia", deja hacer lo que fuere, banca y vota los dirigentes y candidatos que el Poder colonial le ponga.

Así fue durante el menemismo y así es hoy.

Sin embargo en principio de los 90, algunos Montoneros no se resignaron.

Hubo Montoneros que no aceptaron estar "ni con Menem ni con Cafiero" , consigna en contraposición de dos proyectos del colonialismo dentro del Peronismo.

Hubo Montoneros que dijeron que había que resistir la entrega, la dominación y la dependencia que se nos proponía desde un sector mayoritario y triunfante del Peronismo.

Hubo Montoneros que siempre tuvieron clara la naturaleza de clases del enemigo oligárquico imperialista.

Lo aprendieron en Ezeiza en 1973, en el enfrentamiento con Perón, con la CNU y las TRES A a partir de 1974, y sobre todo, en la dura lucha contra la burocracia sindical peronista y colaboracionistas con cuanto Gobierno de entrega detentó el Poder en la Argentina.

Hoy sus herederos son tipos como Masa, dirigentes de la CGT y tantos otros como los Señores Feudales de provincias e intendencias.

Hubo Montoneros que lucharon contra todo eso.

No mucho tiempo antes de octubre de 1991 ya habíamos asistido a la caída en combate de otro queridísimo compañero Montonero como fue Osvaldo Olmedo, caído en una operación de recuperación de dinero en un Banco de Mataderos.

La guita en esos años no provenía del Estado o de planes sociales.
Los recursos había que obtenerlos arriesgando vidas y libertades.

Las conducciones de PRT y Montoneros habían asistido a las disoluciones de sus organizaciones sin evaluación de las causas de la derrota.  Y sus máximos dirigentes vivos se ubicaban en distintos campamentos políticos.

Ricardo Rodriguez Saa, el querido e inolvidable "Lobito" fue uno de ellos, de los montoneros que no aceptaron la derrota.

Fue el mejor de todos, el que se puso a la cabeza de la resistencia al Gobierno de Menem y los Yankis.

Quiso continuar con anteriores intentos de unir a los revolucionarios peronistas, de generar nuevamente una instancia de participación que pueda analizar las causas de la derrota y sobre todo de mantener en alto las banderas históricas de quienes lucharon por la Liberación Nacional y el Socialismo.

Era un compañero con un gran prestigio ganado a partir de su entrega y sacrificio en las luchas antidictatoriales, era un compañero incuestionable y sobre todo era un compañero con una ternura y una solidaridad sin límites.

Fue detenido durante el gobierno peronista de Isabel Perón y López Rega.

Transitó las peores condiciones de detención durante la Dictadura con gran entereza y dignidad.

Ricardo Rodriguez Saa amaba al género humano como amaba a sus hijos y a los hijos de los compañeros. 

Describir al "Lobito" es decir que podría asemejarse al "Hombre Nuevo" por el que tanto se luchó y se lucha. 

Era un ser humano con aciertos y errores, con grandes virtudes y limitaciones y eso es lo que lo hacía más grande. 

Un compañero con una profunda capacidad de autocrítica personal.
Por todo eso era el mejor, y por todo eso era quien estaba en inmejorables condiciones de encabezar un proyecto tendiente a recuperar la vieja mística y la reorganización de los revolucionarios peronistas allá por 1991.

El Lobito aceptó ese desafío con la misma responsabilidad y la contagiosa alegría con que encaró otros grandes retos en su joven vida.

Pero todo eso también lo sabían los enemigos históricos de la Argentina. Y también los enemigos estratégicos, lo sabían los representantes del Imperialismo y lo sabían los Montoneros que se pasaron a colaborar con la CIA, con las multinacionales, con las agencias de información y represión en la Argentina.

También lo sabían los que miraron para otro lado, los que no le dieron bola cuando los convocó a la lucha para la reorganización de un proyecto revolucionario, los que ya tenían pensado ser para siempre oficialistas, sea con Menem en 1990 o con el Kirchnerismo después.

Se decía del Lobito que era “un piñón fijo”.- Es lo que se dice despectivamente de muchos compañeros que “no giran” que se mantienen siempre en el mismo lugar, en definitiva se dice eso de los coherentes.
El Lobito era a mucha honra un “piñón fijo”.

El Lobito no tenía obligación ni necesidad personal de volver a empezar.  
Fue muchas veces tentado por el Poder que lo intentaba seducir a toda costa. 

Era un Rodríguez Saa primo de los Feudales puntanos.

Pero era un revolucionario, y eso es difícil de entender para quienes ya no lo eran.

El Lobito era una pieza codiciada para enmascarar las quebraduras de muchos. 

Si el Lobito, aunque sea como mínimo, "se dejaba de joder" podría hacer más fácil, más llevadera y más vendible el ejemplo de muchos traidores y quebrados.

Con quedarse en su casa rodeado del gran prestigio que tenía y no hacer nada les habría bastado.

Pero Ricardo Rodríquez Saa sabía en aquel 1991 que no todos los Montoneros éramos ya lo mismo.

Ser peronista en sí, casi nunca dijo mucho si no especificamos de qué peronistas hablamos. 

Porque hubo (y hay) obreros peronistas y patrones peronistas, revolucionarios y reaccionarios peronistas, torturados y torturadores que dicen ser peronistas.

Pero ser Montonero (hasta 1990 al menos) parecía que todavía sí decía algo, que entendíamos lo mismo, que hablábamos de lucha inclaudicable contra la Oligarquía y el Imperialismo, que había que “combatir al Capital” por todos los medios posibles y hablábamos de un objetivo final como era “La Patria Socialista”.

Sin embargo, tampoco éramos ya lo mismo. 

Ni siquiera teníamos el mismo proyecto político y de vida.

Las derrotas suelen ser así, sacan lo peor y lo mejor de cada uno.
Había ya Montoneros en los más variados lugares, como los hay hoy. (Ojo!!! Esto no solo ocurría en Montoneros, pasaba en la totalidad de las organizaciones de izquierda en la Argentina y en el Mundo, las cosas habían cambiado y mucho).

Esto el Lobito lo vio mucho antes que muchos de nosotros.
Por eso se negó, se plantó, discutió, organizó.

Recuerdo que a veces eran tan pocos los que juntaba que apenas tenía compañeros para llevar los palos de sus banderas con las históricas consignas.

Pero no claudicó. 
Y por eso lo asesinaron a quemarropa en una calle porteña un 4 de octubre, casi como que su lucha lo emparentó con el Che a quien tanto se pareció.

No vamos a ser hipócritas sugiriendo que "no estaba haciendo nada malo". ¡Por favor!!!! 
Compañeros como el Lobito siempre están haciendo "algo malo". 

Probablemente "algo malo" se traería entre manos ese día, o los días anteriores.
Estaba armado??
Es probable.
Porque no habría de estarlo??

Eran tiempos en que los pocos revolucionarios que luchaban debían si o si quebrar leyes para mantener sus luchas.

Lo malo para los poderosos, para la Oligarquía y el Imperialismo es lo bueno para los revolucionarios.

Era tan malo como lo fueron sus compañeros Montoneros apenas diez o quince años antes.

Tan malo como Osvaldo Olmedo, el militante del Peronismo 26 de Julio (dónde yo militaba en ese momento) que un par de años antes que el Lobito cayó en combate intentando asaltar el Banco Mercantil de Mataderos.  Era el hermano del mítico comandate de las FAR Carlos Olmedo.

O como muy poco después lo fuera otro peronista adoptado como el "Gallego" Iglesias.

No es fácil ser revolucionario en “Democracia”. 

Ser muerto o preso en éstas “Democracias” es aterrador, lo saben todos los que lo pasaron.

Velar a un compañero caído en “Democracia” es durísimo. 

Nos pasó hace poco con Facundo Molares.  Nos pasó antes con Rafa Nahuel.

La solidaridad escasea, muchos se hacen los boludos, otros no pasan de un tibio acompañamiento.

Lo sabemos los que acompañamos los féretros de Olmedo o el Gallego Iglesias.

Cuando asesinaron al Lobito los "malos" éramos pocos, la gran mayoría eran "buenos", y se transformaron en "confiables".

Yo mismo estaba preso al momento de la caída del Lobito.

Estuve casi cuatro años en cana en pleno menemismo.
No sé caía en cana por defraudación pública en esos años.

Hoy vengo a recordarlo, a decirles a los que lo conocieron que no lo olvidamos, Ni olvidamos su ejemplo,  y a los jóvenes (sean peronistas, Kirchneristas o de diferentes sectores de las distintas izquierdas argentinas), que nunca oyeron mencionar al Lobito Rodríguez Saa, que pueden tener en él un ejemplo de algo a lo que se puede aspirar a ser.

Qué pensaría y qué habría hecho hoy el Lobito?? 
No lo sabemos. Nadie lo sabe. Absolutamente nadie.

Algunos podrán quizás especular. 

Yo prefiero recordar lo que viví con él, lo que le escuché decir y lo que presencié que hizo.
Compartí con el Lobito la cárcel de la Dictadura y las penurias de la libertad.

Lo acompañé en el último intento de conformar una instancia revolucionaria.
Lo acompañé hasta mi caída en cana.
Me banqué sus puteadas por haber caído.

Prefiero recordar su coherencia de vida y su coherencia revolucionaria al momento de su muerte.
Y vaya en este nuevo aniversario mi respeto y saludo a toda su familia.

El Negro Soares
Convocatoria SEGUNDA INDEPENDENCIA





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