MASACRE DE LA FAMILIA PUJADAS.
El rostro de Mariano Pujadas ha dado la vuelta al mundo en la famosa foto donde los compañeros que se evadieron del Penal de Rawson se entregan al Juez y deponen las armas.
Al otro día, el 22 de Agosto de 1972, los fusilan a todos.
El enemigo oligárquico imperialista no se quedó conforme.
Los Pujadas eran una familia de las clases medias de Córdoba.
“Queremos borrar el apellido Pujadas de la faz de la tierra” proclamó el Comando Libertadores de América, la versión cordobesa de la Triple A.
El 14 de agosto de 1975 a la madrugada, un grupo armado irrumpió en la granja donde vivía y trabajaba la familia Pujadas.
Se encontraban durmiendo José María y Josefa; sus hijos María José, Victor y José junto a su compañera Mirta y la beba de ambos, María Eugenia.
“NOS MATAN” se dijeron los más jóvenes apenas los obligaron a subir a un auto, secuestrándolos.
A Víctor, de 11 años y María Eugenia, la bebé, los dejaron encerrados en la casa.
A Josefa la golpearon y la subieron muerta al coche.
Los llevaron camino a Alta Gracia, (la ciudad donde paso su feliz adolescencia el Che), los acostaron frente a un pozo, los fusilaron y de a uno los arrojaron al hueco.
Mirta, fue la primera; por ese motivo, los demás cuerpos que tiraron encima de ella evitarían que la dinamita, que arrojaron luego, le hiciera daño y fue rescatada con vida.
Falleció tiempo después a causa de las secuelas de aquella noche.
José María padre murió último y vio cómo vejaban a su familia.
La familia de Mariano Pujadas eran catalanes que llegaron a la Argentina en 1953, para librarse de la represión franquista.
El pequeño Victor volvió a exiliarse a Catalunya con lo puesto, gracias a un salvoconducto de Alicia Oliveira, jueza de menores de aquel entonces.
No olvidar que esa es la verdadera naturaleza del enemigo que enfrentamos.
Ellos jamás dudan.
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