El compañero Arturo Lewinger era un importante comandante Montonero a cargo de la Regional más extensa de la Organización con sede en La Plata y de ahí abarcaba hasta el fin de La Patagonia.
Era un tipo grande en edad, un viejo para la época (1975), tendría unos 32 años.
Desde el primer día que lo conocimos en Mar del Plata nos impactó el don de mando y la eficacia a la hora de resolver problemas.
Cara de típico judío que era ("Chachosky" le decían sus viejos cros de las FAR, Orga de la que provenía), y con una resolución de hierro.
Ya en 1974 nos había dejado maravillados cuando la Jefatura de la Regional a su cargo y él mismo en persona les encargó a los jefes de la turística (y medio hippie) columna Mar del Plata La orden expresa de "producir un palo verde lo antes posible".
"¿un palo verde? ¿De dónde lo sacaríamos en Mar del Plata?"
Jamás los chicos y chicas marplatenses nos hubiéramos imaginado que probablemente ya habría de estar en marcha la famosa operación de los Born y por tanto habría que "producir" esa guita para sostener estructuras que se estaban dedicando a otra cosa.
Pero no sabíamos nada de eso.
Si algo tenían de cualidad los Montoneros y ni hablar de los montoneritos marplatenses es que no había que repetirles las instrucciones dos veces.
Y así, toda la estructura a cargo del Jefe un oficial mayor oriundo de San Juan cuyo nombre jamás lo supe, se puso a trabajar.
Con precaria estructura de inteligencia se establecieron tres o cuatro nombres de empresarios.
Y se fueron investigando y "caminando".
Finalmente la dirección marplatense optó por el empresario de la construcción Nicolás Dazeo.
Los cros responsables nos explicaron que la idea de Dazeo surgió porque no solo era sólido económicamente, sino porque además su empresa era una tercerizada del Ministerio de Bienestar Social a cargo de López Rega el fascista fundador de las Tres A y hombre fuerte del Gobierno peronista.
Dazeo con su empresa estaba poniendo en valor las famosas colonias de Chapadmalal y por tanto se asoció con López Rega.
A poco de empezar las obras surge un gran conflicto con los obreros de la construcción, se paralizan las obras, despiden gente y la situación estaba al rojo.
Los jefes de nuestra columna evaluaron matar dos pájaros de un tiro: sacarle la guita a Dazeo y además obligarlo a reincorporar a los laburantes entre los cuales había una célula de JTP nuestra estructura Sindical de superficie.
Pero una cosa es decirlo, y planificarlo, y otra hacerlo.
Lo concreto es que cuando el comando de captura de Dazeo lo esperaba en un lado, el tipo iba por otro.
Comprobamos que, como todo en la vida y ni hablar en un proceso revolucionario, nunca alcanza con la simple voluntad, se necesita experiencia, formación, sabiduría, etc., y de todo eso carecíamos los jóvenes Montoneros de Mar del Plata.
Cuando el tiempo pasa y la operación no se concreta aparece por segunda y definitiva vez, el "Chachosky", el judío comandante montonero, el flexible e inflexible al mismo tiempo.
Nuestros jefes expusieron las dificultades y el tipo nos agarró a dos de nosotros, el Chino Celesia y yo, y nos pidió que lo llevemos por las rutas relevadas, por las oficinas del empresario y a su inmensa mansión en medio de un bosque.
Tres días nos tuvo e iba tomando nota.
Durante esos días, no se cansó de preguntarnos por cada detalle de la estructura y de la Historia de la formación de Montoneros de Mar del Plata.
Cuando le mencionábamos un nombre cualquiera de un cro o una cra, el Chachosky pedía conocerlo y que lo lleváramos al barrio o fábrica.
"Uds. digan que soy un compañero nuevo ingresando a la JP"
Ese judío con cara de judío fue el gran comandante montonero que nunca jamás olvidaremos.
Finalmente el tipo decidió ponerse al mando él mismo de la Operación ignorando las sugerencias de todos que le indicaron que por su rango no debería arriesgarse y que quizás no le estuviera permitido.
Pero no hubo caso.
Lewinger ordenó atacar la casa de Dazeo, tomarla y esperar a que el empresario llegara y ahí reducirlo.
Un riesgo tremendo porque la casa estaba con personal de seguridad privada armada y perros adiestrados.
Pidió unos trabajos de imprenta, un coche último modelo (que se consiguió de inmediato) y un traje de calidad para el mismo.
Y así, dos vehículos con pelotones Montoneros se apostaron en el bosque y esperaron la señal.
Arturo Lewinger junto a la psicóloga Mirta Clara (fallecida hace pocos años y mujer del Flaco Salas fusilado en Margarita Belén) arribaron a la puerta de la mansión de Dazeo invocando ser de Ceremonial del Ministerio de Bienestar Social y exhibieron credenciales.
Les franquearon la puerta e ingresaron.
Ni bien los guardias aseguraron a los perros los apretaron y redujeron.
Y en tres minutos tenían la casa ocupada, aseguraron también a la familia de Dazeo. Hicieron señas para que ingresara el primer grupo.
El segundo grupo se mantuvo de contención en el bosque ante un eventual ataque policial.
Dazeo finalmente llegó fue reducido, dormido con un brebaje que preparo la Trici, Beatriz Meana, la ya conocida y homenajeada enfermera montonera.
Y se lo sacó del lugar sin efectuar un solo disparo.
El padre finalmente pagó una gran suma. Los obreros fueron reincorporados a las obras, se les pagó los salarios y de paso Dazeo pagó una importante indemnización en alimentos a nuestros barrios.
Pero de nada de esto se trata lo que acá escribí sino del comandante Arturo Lewinger.
Hay muchísimo y mucha historia conocida de este compañero, pero eso es patrimonio de nuestros viejos compañeros. Yo me remito a lo que conocí en persona y como la Historia nos terminó enlazando al comandante montonero, a mí y a mi papá Eduardo Adolfo.
![]()
Eduardo Adolfo Soares
Chachosky fue un jefe de tropa, un tipo que se metía en lo más profundo de la construcción política en las zonas donde llegaba su comando.
Un "compañero nuevo" que tomaba mate con obreros del pescado o con doñas de barrios que jamás imaginaron que estaban frente al compañero de mayor nivel de toda la Regional al sur de La Plata.
Para principios del 75 en todo el país nuestras bajas eran importantes. Y Mar del Plata no era la excepción.
La Organización se reestructura en función de semejante enfrentamiento y del golpe inminente en menos de un año.
Y Lewinger supervisó él mismo cada evaluación de cada compañero y cada reestructuración en las diferentes columnas.
Para ese tiempo yo viajaba más seguido a La Plata.
En mayo de 1975 somos detenidos con la cra Julia Giganti de JTP y corrimos la suerte de todos, nadie quedaba exento de torturas.
Cuando nos "blanquean" alojan a Julia en la Comisaría 1.ª, y a mí en la Comisaría 2.ª. Y empiezo a recibir visitas de mis viejos.
En una de ellas mi papá me informó que la Organización se contactó con él y que estaban evaluando tomar la comisaría para rescatarme. Y que no les sería posible sin su ayuda.
Mi papá (el "Negro" Soares antes que yo, hijo de inmigrante caboverdiano, delegado sindical de ATE y Foetra) sin ninguna militancia política, aceptó y fue diseñando todos los planos que le pidieron, con mención de personal, horarios, armas, etc.
Se fijó el 25 de mayo como fecha del ataque y me dijo mi Viejo que estuviera listo.
Y así fue.
Una pareja de Montoneros ingresaron a la Comisaría 2.ª de Mar del Plata invocando una denuncia.
Al mismo tiempo una cra apretaba al consigna de la calle.
Mientras se labra el acta el cana de la calle se resiste y le disparan. Esto alerta a todos y se produce en el saloncito de ingreso un intenso tiroteo entre la pareja de cros y los policías que se amontonan en el lugar.
Alcance a escuchar desde mi celda todo el tiroteo e incluso al cro que pareció avanzar por el pasillo disparando gritando "Negro ¿dónde estás?".
Luego disparos y quejidos de heridos.
Cuando las detonaciones sonaban más y más lejanas me quedó claro que la operación no se concretó.
Escucho quejidos y alguien dice "¡¡está vivo rematalo!!", y de inmediato un disparo y silencio.
Aún no sabía quién sería el cro que mataron.
Alguien gruta "¡¡traelo a Soares!!", y vienen por mí.
A las puteadas y forcejeos me llevan por el pasillo con fines aparentes de ejecución. Y escucho "metelo de nuevo que viene el Juez"
El juzgado Federal estaba a muy poca distancia de la comisaría atacada.
Vuelven a sacarme, pero sin armas apuntando ni forcejeos y veo al Juez Federal González Echeverri y me hacen reconocer un cadáver que habían arrastrado del pasillo al hall.
Era Arturo Lewinger, el Chachosky, nuestro Comandante.
La que huyó herida en una mano fue Candela, a quien curó Trici.
Dos días después, un 27 de mayo un grupo mixto de policías, militares y civiles CNU llegaron de noche a la casa de mis Viejos, los levantaron de la cama y le ordenaron a papá que se vistiera.
Mi viejo le dejó a mamá, reloj, cadenita y le pidió que sea fuerte y se fue con ellos. Lo fusilaron en una cancha de fútbol cercana.
Y así, entre un 25 y un 27 de mayo caen el Comandante Lewinger y un anterior Negro Soares
Durante años, esta historia permaneció entre muy pocos.
Creo que al Chachosky aún no se le hizo el homenaje que se merece.
Salvo unas baldosas en una casa donde vivió, no mucho más.
Nunca entendí por qué.
Quizás a la Conducción Nacional nunca le cayó bien del todo que tan alto oficial se arriesgara de esa manera por un cuadro subalterno.
Y adelanto que la Conducción Nacional tendría toda la razón.
A mi viejo en cambio si le hicieron un gran homenaje en Mar del Plata los compañeros hace unos 10 años.
Estas historias son comunes en una guerra o proceso revolucionario.
El Fiscal del mi causa y de la causa de la muerte de papá fue Gustavo Demarchi, jefe del CNU, importante dirigente peronista, candidato a intendente de Mar del Plata por el Partido Justicialista.
Hoy condenado a perpetua por delitos de Lesa.
Pero con los años pude comprender la explicación sobre el fusilamiento de mi Viejo.
Me la dio a los pocos meses de estar yo en la cárcel de Sierra Chica, la Doctora Teodoris.
Era mi defensora oficial. Y también integrante del CNU.
Mi defensora, en su primera visita me dijo "¡¡¿Vos que pretendías que hiciéramos con tu viejo??,
tu viejo colaboró para atacar la comisaría, ¿¿Vos creés que eso no se paga??!!" Era la abogada que me tenía que defender en la Causa.
Durante años pudo más la bronca.
Pero cuando uno conoce la verdadera naturaleza del enemigo al que nos enfrentábamos se puede entender por qué remataron a Lewinger estando vivo y porque fusilaron a mi papá.
Razones no les faltaban.
Esto del carácter y la naturaleza de nuestros enemigos es muy importante que lo consideren siempre los compañeros, y que jamás lo olviden, sobre todo los más jóvenes.
La Lucha por la Liberación Nacional y Social y por el Socialismo no es gratis.
Es mejor tenerlo en cuenta ahora que aún la sangre no corre como en aquellos años.
Entenderlo es el mejor homenaje que se les puede hacer a tipos como el gran comandante Arturo Lewinger y un poco también a mi papá.
El Negro Soares
Mayo 2020

¿Conocés a alguien a quien pueda servirle ésta nota? ¡Compartila!