Convocatoria Segunda Independencia recuerda a José de San Martín
Era un profesional de la Guerra, curtido, con experiencia y con visión estratégica en lo militar.
La proeza de los Andes así lo demuestra
José Francisco de San Martín nació en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, un 25 de febrero de 1778
pronto comenzó a ser cuidado por una niñera india, Juana Cristaldo, quien lo consentía.
A los ocho años sus padres regresan a España Allí aprendió latín, francés, castellano, dibujo, poética, retórica, esgrima, baile, matemáticas, historia y geografía.
A los once años ingresó como cadete al regimiento de Murcia y en poco tiempo ya tomará parte activa en numerosos combates en España y en el Norte de África.
A los 30 años fue condecorado con la medalla de oro por su heroica actuación en la batalla de Bailén siendo ya Teniente Coronel.
Pero el joven José no olvidaba sus orígenes americanos y estaba muy al tanto de los sucesos del Río de la Plata. Al enterarse de los hechos de mayo de 1810, decidió pedir el retiro del ejército español para poner sus conocimientos y experiencia al servicio de la naciente revolución americana.
El 12 de enero de 1817 partió de Mendoza, con un ejercito financiado gracias al sacrificio del pueblo cuyano ya que el total de lo obtenido por las joyas que ya no usaban las damas ricas de Mendoza apenas alcanzaba para comprar unas 50 mulas, el pueblo donó ropas, ollas, mulas, armas, alimentos y hasta sus sueldos para poder formar el ejército libertador.
Llegó a Chile el 5 de febrero con 5.400 hombres, atravesaron las montañas más altas de América con una temperatura que oscilaba entre los 30 grados de día y 10 bajo cero por la noche. A lo largo de esos 25 días, muchos tramos San Martín debió ser trasladado en camilla debido a los terribles dolores provocados por la úlcera.
El 12 de febrero de 1817, derrotan a los españoles en la cuesta de Chacabuco, iniciando de esa forma la independencia de Chile.
Al año siguiente las fuerzas patriotas sufrieron una derrota en Cancha Rayada. El General Las Heras logró salvar a su cuerpo y pudo reorganizarse un ejército de 5.000 hombres y vencer definitivamente a los realistas en Maipú el 5 de abril de 1818.
A los pocos días San Martín volvió a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para solicitar ayuda al gobierno del Directorio para la última etapa de su campaña libertadora: el ataque marítimo contra el bastión realista de Lima. Le prometen de una ayuda de 500.000 pesos para su plan, pero no es de extrañarse que sólo le entregan 300.000 pesos.
San Martín regresó a Chile, donde obtuvo la ayuda financiera del gobierno y armó una escuadra que quedará al mando del marino escocés Lord Cochrane.
El 28 de julio de 1821 San Martín declaró la independencia del Perú. San Martín es nombrado por el gobierno independiente Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar, se había negado a aceptar el cargo pero el pedido de la gente y de sus amigos le recordaron que los realistas se estaban reorganizando y acepto.
San Martín abolió la esclavitud y los servicios personales (mita y yanaconazgo), garantizó la libertad de imprenta y de culto, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima.
26 y 27 de julio de 1822 se produce entrevista de Guayaquil entre San Martín y Bolívar. Había entre ellos diferencias políticas y militares.
San Martín propuso a Bolívar la conducción del nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. pero Bolívar dijo que nunca podría tener a un general de la calidad y capacidad de San Martín como subordinado.
Saldan sus diferencias cuando el Gral San Martín toma entonces una drástica decisión: retirarse de todos sus cargos, dejarle sus tropas a Bolívar y regresar a su país.
En enero de 1823 cruzó por última vez los Andes, estuvo unos días en Mendoza y pidió autorización para entrar en Buenos Aires para poder ver a su esposa, que estaba gravemente enferma.
Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, le negó el permiso,
Rivadavia, que siempre había negado cualquier tipo de ayuda a San Martín, temía que el general entrase en contacto con los federales del Litoral.
El gobernador de Santa Fe, Estanislao López, le envió una carta advirtiéndole que el gobierno de Buenos Aires esperaba su llegada para someterlo a un juicio por haber desobedecido las órdenes de reprimir a los federales, hecho producido cuando se disponía a iniciar la campaña del Perú, haciéndoles saber que «el general San Martín jamás desenvainará su espada para combatir a sus paisanos».
A pesar de las amenazas, San Martín decidió viajar igual a Buenos Aires pero lamentablemente llegó tarde.
Difamado y amenazado por el gobierno unitario que respondía a la oligarquía pro inglesa abandona el país en compañía de su pequeña hija Mercedes de siete años rumbo a Europa.
San Martín atravesaba en Europa una difícil situación económica. Del gobierno argentino no podía esperar nada, ni el Perú, ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que le correspondían como general retirado.
con ayuda de sus amigos pudo comprar su casa de Grand Bourg.
El 17 de agosto de 1850. San Martín muere y con el mueren las ingratitudes, los promesas no cumplidas por los entregistas y traidores a los pueblos, pero lo que nunca morirá es su conciencia anticolonialistas y su entrega ilimitada a la causa de desalojar al ocupante español de nuestra Patria
A ciento setenta y dos años de su muerte muchos homenajes se harán Al General, muchos con sus manos machadas de esa sangre que, como él, entregaron sus vidas por el proyecto de librar a América de los opresores de los pueblos y muchos homenajearan a un bronce y seguirán entregando nuestra América a los saqueadores.
El Gral San Matín, para nosotros, es la expresión militar y popular de las luchas entre un modelo de país colonial y uno independiente.
San Martín (antes Belgrano) fue un general, un técnico de la guerra que formó un Ejército Nacional integrado por los sectores que expresaron ideales de independencia, desde oficiales hasta soldados rasos.
Desde indios y negros hasta hombres de orígenes de alta burguesía que se plegaron a la Independencia.
Es el mejor ejemplo (en la Historia Argentina vendrían otros) de que sin milicias populares armadas, sin Ejército profesional al servicio de la causa Nacional, cualquier intento de independencia será en vano.
Si un compañero o compañera de nuestra organización pudiera trasladarse al pasado y llegar a 1813 o 1814 habría integrado el Ejercicio Libertador de San Martín.
Convocatoria SEGUNDA INDEPENDENCIA en su memoria histórica recuerda siempre las luchas de tantos hombres y mujeres que no ahorraron valor, sangre, ni sacrificios y que dieron todo de sí entregando la vida en la lucha por la liberación propia y la de los pueblos, para que seamos una Nación Independiente.
Nuestro nacionalismo asume valores de nuestra Patria Grande, y de Nuestra América y nos lleva directamente al Internacionalismo al que también pertenecemos. Son también nuestras las costumbres, historias de lucha en salvaguarda de nuestros orígenes como pueblo, y esa identidad común, ese “Ser Nacional” propio y latinoamericano, constituido
desde la dignidad y no desde la resignación.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar

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