Salvadora Medina Onrubia. Mujer, apasionada, escritora, poeta, militante política, anarquista, feminista.

Por Convocatoria el 20-07-2023



Convocatoria segunda independencia reivindica cómo propia a esta mujer anarquista



Nació el 23 de marzo de 1894 en La Plata, Argentina, bajo el gobierno de un régimen oligárquico y conservador. Período caracterizado por el lema “Gobernar es poblar”.
Así fue como el país que recibía con los brazos abiertos a miles de hombres y mujeres de la vieja Europa que “bajaban de los barcos”, casi al mismo tiempo, exterminaba a su población originaria en la Patagonia a través de la masacre mal llamada “Campaña del Desierto”.
El ideario anarquista llegó de la mano de las y los inmigrantes europeos. La tremenda situación de explotación obrera fue un excelente caldo de cultivo para que prendieran sus ideas de libertad. Se organizaron los primeros sindicatos y también salió a la luz el primer periódico anarco-feminista: La Voz de la Mujer (Sin Dios, sin Patrón, sin Marido). Poco a poco, al calor de la organización de la clase trabajadora, las organizaciones anarquistas se convirtieron en el enemigo número uno del régimen.
Heredera de la rebeldía de su madre, una española de origen judío que plantó a su novio en el altar, decidió tener su primer hijo como madre soltera a los 16 años, enfrentando los prejuicios de una sociedad conservadora y patriarcal: “El hijo que estaba en mi cuerpo era mío, mi mente era mía y también mi libertad”.

Con su primera obra de teatro Alma fuerte, dio sus primeros pasos como escritora, dramaturga y ensayista.
Siendo apenas una adolescente se convirtió rápidamente en una indiscutida referente del movimiento anarquista. En una época en la que las mujeres no hablaban en lugares públicos, Salvadora comenzó a ser conocida como “la que arenga a las masas”.
“Quiero decirles que si soy anarquista, no lo soy por acaso ni porque al camino me haya empujado nadie. Lo soy porque llevo la justicia y verdad en la carne y en el alma. Porque he nacido anarquista como se nace genio, como se nace imbécil o como se nace rico. Yo daré el ejemplo y levantaré los corazones en lucha, delante de todos, empuñando la bandera roja que es como el fuego en nuestros corazones.”
Desde todos los frentes reclamó por la libertad de Simón Radowitzky, un joven anarquista condenado a reclusión perpetua por dar muerte al tirano jefe de policía, Ramón Falcón para vengar la brutal represión policial del 1° de Mayo. En el año 1914 en un acto multitudinario fue la principal oradora y reivindicó la ejecución de Falcón como un acto de justicia para con el pueblo obrero.
Organizó y financió varias fugas fallidas. Nunca abandonó la lucha y, finalmente, veintiún años más tarde, logró que Irigoyen otorgara el indulto que le dio la libertad.

Tiempo después se sumó como periodista al Diario Crítica e instaló su estilo particular en el periódico. Su voz se levantará implacable tanto para acompañar las luchas de las organizaciones obreras, como para defender los derechos de la mujer de participar en la vida pública; establecía así una clara relación entre los conflictos de clase y los de género. Transgresora y audaz, era normal verla llegar a un motín y armar bombas molotov en vestido y tacos.

En el año 1919, durante la Semana Trágica, Salvadora participó de las manifestaciones de las y los trabajadores en huelga acompañada de sus pequeños hijos a quienes llevaba con ella para que pudieran tomar conciencia de la realidad social que se atravesaba entonces. Seis obreros fueron asesinados por la brutal represión policial. Salvadora decidió hablar en el entierro de las víctimas.
En otra de sus obras literarias más valoradas, "Las Descentradas", reflexionará sobre sus propias contradicciones dando la voz a mujeres que ponen en cuestión las estructuras monogámicas, el matrimonio y la familia tradicional.
Según su nieto Copi, fue la primera argentina en atreverse a escribir sobre dobles pecadoras, las lesbianas y las adúlteras.

En 1930 al ser derrocado el gobierno de Yrigoyen por el golpe militar de Uriburu. Salvadora continúa escribiendo en el diario contra el dictador y la persecución del movimiento anarquista, lo que lleva a la clausura del diario y su encarcelamiento, junto con otros periodistas.
Frente a lo ocurrido, un grupo de intelectuales argentinos solicitó al dictador “magnanimidad” para Salvadora por “su triple condición de mujer, de poeta y de madre”. Ella rechazó el pedido y desde la Cárcel del Buen Pastor, le mandó al general esta digna y emblemática carta:




 Gral. Uriburu, acabo de enterarme del petitorio presentado al gobierno provisional pidiendo magnanimidad para mí. Agradezco a mis compañeros de letras su leal y humanitario gesto; reconozco el valor moral que han demostrado en este momento de cobardía colectiva al atreverse por mi piedad a desafiar sus tonantes iras de Júpiter doméstico. Pero no autorizo el piadoso pedido… Magnanimidad implica perdón de una falta. Y yo ni recuerdo faltas ni necesito magnanimidades.
Señor general Uriburu, yo sé sufrir. Sé sufrir con serenidad y con inteligencia. Y desde ya lo autorizo que se ensañe conmigo si eso le hace sentirse más general y más presidente.
Entre todas esas cosas defectuosas y subversivas en que yo creo, hay una que se llama karma, no es un explosivo, es una ley cíclica. Esta creencia me hace ver el momento por el que pasa mi país como una cosa inevitable, fatal, pero necesaria para despertar en los argentinos un sentido de moral cívica dormido en ellos. Y en cuanto a mi encierro: es una prueba espiritual más y no la más dura de las que mi destino es una larga cadena. Soporto con todo mi valor la mayor injuria y la mayor vergüenza con que puede azotarse a una mujer pura y me siento por ello como ennoblecida y dignificada. Soy, en este momento, como un símbolo de mi Patria. Soy en mi carne la Argentina misma, y los pueblos no piden magnanimidad.
En este innoble rincón donde su fantasía conspiradora me ha encerrado, me siento más grande y más fuerte que Ud., que desde la silla donde los grandes hombres gestaron la Nación, dedica sus heroicas energías de militar argentino a asolar hogares respetables y a denigrar e infamar una mujer ante los ojos de sus hijos… y eso que tengo la vaga sospecha de que Ud. debió salir de algún hogar y debió también tener una madre. Pero yo sé bien que ante los verdaderos hombres y ante todos los seres dignos de mi país y del mundo, en este inverosímil asunto, de los dos, el degradado y envilecido es Ud. y que usted, por enceguecido que esté, debe saber eso tan bien como yo.
General Uriburu, guárdese sus magnanimidades junto a sus iras y sienta como, desde este rincón de miseria, le cruzo la cara con todo mi desprecio.” 





 Estando en la cárcel organizó una huelga de hambre. Al recuperar la libertad se fue del país regresando luego asumiendo la dirección del diario, siendo la primera mujer que ocupó ese lugar en la prensa argentina. 

Murió en 1972, en la pobreza, el olvido y la soledad. 
Por su voz rebelde la llamaban “La Venus Roja de la redacción”. Definitivamente revolucionó su época y en la actualidad, la vigencia de su pensamiento y de su lucha nos sigue interpelando: 





         Somos las que sufrimos, las rebeldes a nuestra condición estúpida de muñecas de bazar… Entiéndeme bien. No de mujer. Nosotras no queremos los derechos de los hombres. Que se los guarden. Saber ser mujer es admirable y nosotras solo queremos ser mujeres en nuestra espléndida femeneidad. Las Descentradas somos las que no pensamos, las que no sentimos, las que no vivimos como las demás. Las que entre gente burguesa somos ovejas negras y entre ovejas negras, somos inmaculadas. Todas somos raras.





 Hoy como ayer, el sistema de opresión sabe que su peor enemigo es la mujer que lucha. Y Salvadora Medina fue gran enemiga.
Enfrentó al machismo en todas sus formas.
Combatió una y otra vez el régimen de explotación y miseria impuesto por el sistema capitalista y luchó con todas fuerzas por un verdadero cambio revolucionario.

Ya en 1972, a partir de su muerte, otras valerosas mujeres, en otra etapa histórica de nuestro país, estaban tomando sus banderas y siguiendo su lucha.
Hoy, desde Convocatoria SEGUNDA INDEPENDENCIA, queremos recordarla, pero fundamentalmente levantamos su lucha anticapitalista y antipatriarcal, seguimos sus pasos.

Compañera Salvadora! Continuamos en la lucha! 









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