El querido compañero Polo Martínez Agüero de la hermana agrupación Montoneros Mendoza.

Por Convocatoria el 18-04-2020


El querido compañero Polo Martínez Agüero de la hermana agrupación «Montoneros Mendoza» nos ha compartido un interesante análisis y lectura de la situación originada con la pandemia.



 Se trata exclusivamente de una lectura profunda del compañero y la compartimos en un espacio de nuestra página como una forma de aportar datos y elementos que sirvan para mayor entendimiento de la situación que padecemos y la que puede ocurrir con posterioridad a la cuarentena.




CORONAVIRUS :  EL DÍA DESPUÉS.

 SALUD,  SOCIEDAD,  NEOLIBERALISMO Y   GEOPOLÍTICA .





"Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas” 


(Ramón Carrillo : Sanitarista argentino. Ministro del primer Ministerio de Salud de la Argentina 1946-1954).





El mundo  llega a su límite civilizatorio, aún las advertencias que desde una gran diversidad  de experiencias y de perspectivas se vienen expresando hace décadas. Mucho se ha dicho respecto de la dinámica de vida del actual sistema social planetario, determinado por el capitalismo y el modelo actuante en nuestros días: el neoliberalismo. Son las advertencias  hábilmente acalladas por la imponente magnitud  del mensaje eficientista de la modernidad, propagado  por vía de la monumental red logística de las comunicaciones del poder. Un poder que promete todo, para un futuro que nunca llega.
Y tanto hemos naturalizado esta dinámica que la terminamos aceptando como lo necesario para generar bienestar: el del urbanismo concentrado, la industrialización hipertecnologizada, el del crecimiento económico abstraído del ecosistema y hasta del propio “ser social”, sujeto del pretendido desarrollo  que, muchos descubren ahora, opera como un caldo de cultivo que atenta contra los bienes comunes y nuestro hábitat generando patologías, epidemias, endemias,  catástrofes climáticas, etc…….
Todo fue advertido pero el mensaje del modernismo de “las cosas” pudo más.

Poco se dice ya sobre la producción a escala de animales para consumo en la que el  hacinamiento de los  mismos  para su reproducción acelerada, alimentación y sacrificio, crean las condiciones propicias - con una crueldad indescriptible - para un altísimo riesgo sanitario por la  exposición agresiva a enfermedades virósicas y bacterianas a que están sometidos. Los animales “industrializados” se transforman en potenciales portadores y también en víctimas que, en un proceso transparente al consumidor, llegan a nuestra mesa. Son los animales de  la “escala industrial” y de la brutalidad, que ante la falta de movimiento y de su ciclo de vida natural terminan inmunodeprimidos, transformándose también en posibles originantes de zoonosis para los operarios que los faenan y para los consumidores. Todo acaecido y legitimado por los países de la etapa neoliberal del capitalismo en el afán de reducir costos y aumentar la rentabilidad ……para el bien de todos.

Y, cual precepto bíblico, las plagas terminaron transformándose en las sombras de la industrialización capitalista. La viruela por ejemplo y otras infecciones bacteriológicas o virales  adquirieron intensidad patogénica a través de las redes mercantiles pre-capitalistas y de la urbanización temprana en Asia y Europa. Los brotes de los diferentes tipos de gripe como la porcina, la aviar, la gripe A  etc. siempre estuvieron asociados al núcleo del sistema agroindustrial. Es bastante claro  ya que las cepas salvajes virales se transforman en pandemias globales al romperse los sistemas biológico/ecológicos dado  la agresión a los bienes comunes y la emergencia climática.
Pero la exacerbación del modernismo alentado por el poder mundial  - tras la caída de los Estados de Bienestar – se puede ver también en la revista de los poderosos (la conocida  Forbes) que nos permite comparar  el ranking de las opulentas fortunas que ostentaban los dueños del planeta hasta el fin de esa etapa (década del 70)  exhibiendo , cual si fuera un ejemplo a seguir, la renta acumulada en las cuentas de los ganadores, con un promedio de 1.300 millones de dólares por cada uno de los apellidos  emblemáticos de la acumulación económica. Un valor que en la actualidad y de la mano de las nuevas técnicas de obtención de ganancias logradas por el neoliberalismo, nos muestra que las  cuentas personales de los dueños del poder mundial  han sobrepasado los 100.000 millones de dólares, por cada uno de los diez primeros.
Un  incontrolable caos y desenfreno que ha llevado a la feudalización de los tradicionales sectores del poder  que además de los privilegios de clase y de libre albedrío que han ostentado siempre , han sumado ahora en estos cuarenta años de exceso, la capacidad para el control social de manera absoluta y  global. 
Un torbellino de consumismo que nos oculta que las guerras y sus nuevas formas,  conocidas ahora según el calificativo de “baja intensidad”,   producen las migraciones de cientos y hasta  de miles de seres humanos cuya única alternativa es la de deambular - muchas veces a pié - con sus familias y sus escasos bienes a lo largo de la geografía planetaria. Seres humanos que en la mayoría de los casos son  rechazados brutalmente por los propios generadores de estas desgracias  y sus disputas económicas,  como ocurre en las  fronteras de Méjico y EUA, o las de la Europa del primer mundo que, xenofobia de por medio, expulsa a los que huyen del continente africano en busca de sobrevivir, por mencionar  sólo algunos casos.

Se pasa por alto (con ayuda de la desinformación previamente planificada), las expresiones que sin tapujos y con una naturalidad que ya no asombra, manifiestan los gurúes de la economía pretendiendo instalar en concepto de “población sobrante” que hace peligrar el ritmo de las ilimitadas tasas de ganancia. En la propia Europa del turismo y del “capitalismo civilizado” los presidentes cuestionan los sistemas previsionales que apenas contienen a los ancianos y jubilados porque para ellos,  son un “costo” que no están dispuestos a  pagar. Hasta la propia ex – presidenta del FMI sentenció en ocasión de las negociaciones con el anterior presidente argentino Mauricio Macri que “el gran problema es la cantidad de ancianos jubilados, que son un costo a cubrir”.

Los Estados han pasado a ser funcionales a los mercados y las instituciones de la excelencia, como los sistemas globales de Ciencia y Técnica, han mutado prioritariamente en la misma dirección  poniendo el mayor énfasis en la búsqueda del conocimiento,  para bien de mejores y más eficientes procesos de producción de bienes comercializables por parte de los grandes centros industriales  del capitalismo global. En muchos casos y más allá de la valía de algunas producciones científicas de utilidad para la calidad de vida de la especie humana y la bio-diversidad,  la ciencia sigue sin preguntarse  “para qué y para quién”.
Y aún con nuestro hábitat exprimido y oprimido de modo incontrolable, al cabo de éstos cuarenta años de voracidad sin límites para la ganancia, algunos ya se preparan para dar por terminada la etapa hacia el salto siguiente : el que pone en el centro de la disputa a la contienda de  globalizadores Vs. antiglobalizadores.

Las señales son inequívocas, como lo demuestran las injerencias del imperio del Norte en su intento de desestabilizar el Mercado Común Europeo azuzando al “Brexit” (la escisión de Inglaterra) y lo que en la misma línea  comienza a  advertirse en España. Un forzado cambio de etapa que va posicionando el tablero del ajedrez mundial con el imperio (a la cabeza de los desglobalizadores) y su necesidad de un nuevo mapa: el de países con fronteras cerradas y proteccionistas y  enfrente de éste, los globalizadores. La unipolaridad Vs. la multipolaridad. Un escenario que nos lleva a preguntarnos si la brutalidad con la que el sistema neoliberal ha sumido al planeta y sus sociedades de la mano de la depredación del medio ambiente, se reeditará en el día después de la pandemia. Preocupa saber y sobremanera  si los cambios que seguramente se producirán en éste nuevo mundo se darán según la lógica de  nuevas formas de obtención de ganancias (de los globalizadores o los antiglobalizadores) o por el contrario,  si los cambios se producirán para recuperar los valores que en los últimos cuarenta años han sumido en la devastación de  la condición humana.

Hasta aquí y en las últimas cuatro décadas  el planeta ha recorrido su “Sodoma y Gomorra”, de la mano de la voracidad del capitalismo en versión neoliberal. Si asumimos esta realidad, a partir de aquí cabrá plantearnos el día después de los pueblos. Es que el interrogante  del final de la cuarentena nos lleva a preguntarnos: ¿Iremos rumbo a la etapa de la “renta con pandemias manejables”  o nos encaminaremos hacia la sociedad justa , con la sanidad comunitaria y ambiental que nos debemos?.
Es la hora de resignificar lo que entendemos por “progreso”: ¿tendremos que seguir suponiendo que el esquema del día después deberá ser el de las nuevas formas para las altas tasas de rentabilidad del capitalismo neoliberal o habremos de plantearnos el cambio hacia el hacer más humano, aunque algunos interpreten al mismo como un “volver atrás”?.

Mientras tanto, los que hoy se muestran preocupados por la economía  justificando la destrucción de puestos de trabajo con la paralización de la comercialización por la cuarentena, empiezan a buscar la legitimación del escenario que anhelaron siempre : ¿habremos de seguir concibiendo a la producción desde la racionalidad neoliberal, o nos abocaremos a repensar  otro sistema de producción más leal con el medioambiente y con los pueblos hermanos del mundo?.
Al decir de Mario Firmenich en su último documento : “ PÁNICO A LA PANDEMIA : ¿DE QUÉ NOS DEFENDEMOS? ¿DE UN VIRUS O DE LA III GUERRA MUNDIAL?.....” (que también acaba de comentar en términos similares Evo Morales), vemos con claridad las posiciones enfrentadas entre los distintos centros de poder dejando claro que los momentos de zozobra que trascendemos como civilización, responden pues a las nuevas formas del conflicto global. Los que lo detentan han sabido manejar con singular astucia la nueva cara que presenta el “control social”. En efecto, las cuarentenas están resultando de suma utilidad - si lo observamos con detenimiento - para garantizar la gobernabilidad entre los espacios cuestionadores de la desigualdad que recientemente comenzaron a aflorar en distintos países del mundo. Chile es un claro ejemplo de  mucho Estado de Sitio y poca cuarentena.
Los hechos que no se informan por los medios de difusión oficiales protagonizados por las fuerzas armadas y de seguridad, también nos aportan indicios de un accionar que en  vez de dedicarse a un control basado en la demanda popular apunta al disciplinamiento,  funcional a las estructuras políticas del sistema pero no a las necesidades de los pueblos. Mientras tanto, la Armada norteamericana ya se posiciona en las costas de Venezuela.
Y los eternos “drenajes” (con nombre de Deuda Externa) tampoco se detienen. Nuestro país por ejemplo y ya iniciada la cuarentena,  efectivizó el pago de 250 millones de dólares de Deuda a bonistas mientras se vuelve a poner – ahora en el escenario del virus – la renegociación de la dependencia.

Por otro lado, pero también enmarcado en la realidad que nos hace avizorar “definiciones hacia el nuevo mundo”,  transitamos una situación muy puntual y concreta al momento de la redacción de este documento. Así,  coincidente con la época del año del levantamiento de la cosecha de uva en Mendoza (lo que normalmente se lleva a cabo con migrantes de las provincias del Norte y también del país hermano de Bolivia), la cuarentena (aislamiento social preventivo y obligatorio decretado por el Gobierno Nacional y aplicado por el Gobierno Provincial), se efectúa  a rajatabla con estos trabajadores de la cosecha a quienes- por tal motivo - los empresarios bodegueros contratantes   han dejado librados a su suerte en alimentación, vivienda y confort mínimo, digno de la persona humana. Así, los llamados “trabajadores golondrina” y sus familias con hijos de corta edad se encuentran en estos momentos hacinados y varados en la terminal de ómnibus metropolitana,  más allá de los esfuerzos de las distintas agrupaciones que asumen el compromiso para con ellos (grupos ambientales por la defensa del agua, SUTE, Red de Derechos Humanos y Organizaciones sociales). El Estado mendocino, conociendo esta situación, no aparece (aunque sí resuelve tales inconvenientes para los turistas que proviniendo de posibles lugares de contagio, son localizados en lugares  confortables). Los mencionados trabajadores llevan días durmiendo en los pisos de la Terminal. Queda en evidencia  que hay cuarentenas políticamente correctas (y  de difusión masiva), y cuarentenas de las que no se quiere hablar (no conviene mostrar por TV a los trabajadores de la cosecha,  abandonados por los bodegueros,  durmiendo en el piso en pleno operativo sanitario).
Pero en otros puntos del país también se verifica el prolegómeno de lo que parecería ser el día después de los que pretenden un nuevo mundo con más ganancias. Por ejemplo veamos lo que ocurre en estos días con los 250 trabajadores del frigorífico de Quilmes quienes,   a raíz de la emergencia humanitaria, han sido cesanteados y a quienes no se les abonará siquiera el sueldo del último mes de marzo trabajado. Para este caso la represión fue digna de los más recordados momentos de la dictadura militar según se ha podido observar en las “redes informales de comunicación” , a consecuencia de un mediatismo oficial que sólo nos muestra las estadísticas y  curvas de la evolución de la pandemia y nos oculta la represión o el abandono de los trabajadores que en estos momentos están sufriendo las consecuencias de los que nunca pierden.
Danone ha rebajado sueldos, Techint ha dejado sin trabajo a 1400 operarios habiendo arreglado – en la conciliación obligatoria – con la burocracia de la UOCRA.  Garbarino  intenta y declama inminentes rebajas de sueldos en lo que sería una maniobra de chantaje para conseguir subsidios y/o perdones fiscales. La constructora Caputo rebaja sueldos y amenaza con cesantías y así con tantos otros dueños del capital que, pareciera ser, no asumen el compromiso de la hora.

Evidentemente, la pandemia y su cuarentena ya va teniendo su “lado B” que tendremos que cuestionar firmemente  ante  los dueños del capital porque todos estamos en emergencia pero no todos hacen su aporte. Desde nuestra perspectiva, se ha llegado ya a situaciones límite que son incómodas hasta para quienes  se posicionan como los sectores de privilegio del mundo que vendrá. Es por ello que ésta es la hora de recuperar aquella premisa rectora que muchos – lamentablemente – se esforzaron por dejar en el olvido: “ Cuando la nación está en crisis , se puede estar de un lado o del otro. Lo que no se puede es no estar en alguno de los dos ”. 
Y quizás,  observando las conductas de los que no se hacen ver a la hora del aporte, también sea el momento de exigir  con convencimiento que: “empresa que despide…..empresa que se expropia”.

Es precisamente en este plano: el del egoísmo e individualismo que insiste con situarse por arriba de todo (incluso de las desgracias generadas por el virus),  que también se hace necesario poner sobre la mesa la capacidad de presión de algunos lobby´s económicos sobre el gobierno nacional. En efecto y como se habrá visto en el caso que ocurre con los trabajadores de la cosecha en Mendoza y el lobby bodeguero, también tenemos que mencionar el poder de la actividad minera que ha sido liberada  de cumplir la cuarentena por considerarla como “actividad esencial”, lo mismo con la explotación forestal (¿?......).
Por lo que se ve en lo inmediato, el aislamiento está precedido por la propagación antecesora de la sicosis viral paralizante de un mensaje que nos indica (y con cierta razón), que debemos quedarnos en casa. Se cierran fronteras de países hermanos para evitar el ingreso de contagiados provenientes de las fuentes de contaminación (medida precautoria) pero sí se permite la libre circulación de las mercaderías de los lobby´s en una evidente muestra de la debilidad de poder frente al capitalismo que ya se prepara,  desde el umbral de una forma tecno /totalitaria.

Como se ve, lo ineludible  nos cabe a todos. Maristella Svampa ya reconoce el camino con su reciente aporte difundido a fines del mes de marzo en el cual plantea la necesidad de una reconfiguración  en este escenario, que debe apuntar hacia un nuevo paradigma político, económico y social a lo que nosotros le sumamos la reconfiguración cultural. Este es el momento en el que nos debemos asentar sobre una nueva tercera posición (tercer mundo). No podemos  quedar otra vez entrampados en la lucha por la hegemonía de la geopolítica mundial tal como ya se lo plantea el poder secular. No es dentro del sistema como se deberá reconfigurar el día después, porque no hay justicia social sin justicia socio-ambiental.
Pero las realidades concretas no se cambian si no se tiene el poder. Es básico que se cumplan los protocolos de seguridad e higiene pero desde un enfoque social y no desde el disciplinamiento que a la hora de la institucionalización del contexto que se viene, nos debe tener como protagonistas. Es importante pues,  la respuesta organizada y solidaria del pueblo. Tenemos que pujar por un Estado que no sea condescendiente con los dueños de la economía. Necesitamos un Estado que cumpla con el pueblo y los trabajadores desde la lógica de un Estado Solidario  de pertenencia a tal naturaleza.

Nosotros y el Estado que queremos tenemos que abocarnos a nuestra hipótesis de conflicto frente al nuevo escenario (¿la tan mentada tercera guerra mundial?). No podemos dejarnos llevar por el discurso oficial que con la máscara del cientificismo salvador nos pondrá de nuevo de rodillas ante un nuevo orden que ya comienza a cristalizarse en el tablero de la geopolítica. Es la hora de  hacer frente a la realidad que se advierte, con una actitud defensiva que nos debe encaminar hacia la recuperación de las soberanías.
Hablamos pues de la declamada soberanía alimentaria  que no es la que se sustenta en  la expansión de la frontera agropecuaria,  inherente al sistema capitalista,  con la cría industrializada de animales , que en la mayoría de los casos es dirigida por  los grandes laboratorios de alimentos e industria farmacéutica veterinaria y médica como Bayer, Monsanto, Cargill, BASF, Bunge, etc.
Hablamos también de nuestra soberanía energética porque es preciso desmercantilizar la energía. Hay que avanzar sobre los grandes conglomerados productores de combustibles fósiles, por citar un ejemplo, que producen los mismos bajo el concepto de “combustible para la exportación y comercialización”. En nuestro país se exporta  los combustibles fósiles en mayor cantidad de producto que el que queda para consumo interno,  teniendo  una amplísima franja de población que no puede acceder a ningún combustible (como informara el especialista  Pablo Bertinat en el 2013, en las Jornadas de Resistencia a la Industria Petrolera). Tenemos que reconceptualizar la energía como satisfactor para las necesidades humanas y del hábitat,  democratizando el debate que  con el cientificismo preponderante, sólo está reservado a las élites.

Y debemos asumir también la soberanía cultural  de la mano de la soberanía  de la salud (porque la salud pertenece al pueblo). Si volvemos a quedar encerrados en el capitalismo, que ahora será “capitalismo con pandemias” habremos dejado pasar la oportunidad de redefinir una salud soberana, y como tal, defensora de la sanidad de los pueblos.
Para ello debemos entender  lo que algunos pocos no quieren que veamos : la medicina no es una ciencia biológica pura. Es la sinergia de lo biológico y social, determinados previamente por lo social, razón por la cual debemos partir por reconocer que los “bienes comunes” que nos brinda la Pachamama son justamente el espacio biodiverso en el que se produce la mencionada sinergia. Un espacio que se encuentra en emergencia climática.

La salud desde la visión sistémica y soberana de los pueblos debe enfrentar pues al gran negocio sustentado por la industria farmacéutica y su mercado de patentes, como así también al de la aparatología médica que, con un enfoque rentístico,  atenta contra nuestro concepto socio/biológico , que es el demandado por el pueblo .
En este sentido, ya a nadie se le escapa que el monopolio de los laboratorios que producen medicamentos (la industria que más factura a nivel mundial), operan con una vocación más orientada a la renta que a la salud de la gente,  induciendo al profesional desde su estrategia de marketing; más que a una actitud de servicio y solidaridad a la incorporación del medicamento como una parte de la cadena de consumo y no como un coadyuvante de la salud.

Esta industria está basada en el criterio de la “medicalización” y no de la salud integral, llegando a desfasajes como el representado por la polifarmacia ,  con gran riesgo para la salud de la sociedad. Es común en la actualidad descubrir el exceso de medicamentos que en muchos casos sobrepasan el promedio de cinco medicamentos a los que se somete al paciente, para una sola enfermedad. Estas estrategias tienen sus mentores : Pfizer, Phoenix, Glaxo, Bayer, Schering, Abbot, Boehringer-Igelheim, Montpellier, Roche (actualmente comprado por Bayer), Gador, Novartis. Rohemers entre otros. Varios de ellos son producto de megafusiones.

El sector privado no puede ser el referente o el conductor de los sistemas de salud. Es el Estado – nuestro Estado –quien debe definir las pautas y prioridades para el acceso a la salud . En este sistema hoy es el coronavirus, mañana puede ser otra pandemia y, sin caer en una visión apocalíptica hemos de graficar nuestro Norte con el ejemplo del Dengue , que arrastra desde enero a la fecha más de 7.000 infectados, con una importante cantidad de muertes pero claro,  el Dengue no es el elemento elegido para la confrontación global.  Así como se enfrenta al coronavirus, debemos  enfrentar todo lo que afecta a la justicia social y al buen vivir de los pueblos, terminando con quienes mercantilizan nuestros bienes comunes.
Es la hora del involucramiento y compromiso. No podemos esperar la vacuna salvadora de los centros de poder. Dejaremos de tener pandemias, endemias, epidemias, catástrofes sanitarias cuando el capitalismo histórico, el del presente y el que se quiere arrogar el día después, sea finalmente un recuerdo  para dar lugar a una nueva sociedad.

Polo Martínez Agüero

Integrante de Montoneros – Mendoza.



 






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